Archivo mensual: febrero 2011

Hoy: YO

 

Permítanme, que hoy, les hable de mí.

Que les haga partícipe de mi dolor, a ustedes, que me demuestran su cariño, su apoyo, su comprensión, poniéndose delante de su televisor, para ver y oír que les tiene que decir  esta atónita, desconsolada, rebelde y testigo de la vida.

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Miserias palabriles entre Ceuta y Melilla

Esto que les voy a decir, no les va a gustar a mucha, mucha gente, entre otras cosas, porque muchos, muchos, no van a querer entender la intención con la que lo digo.

No puedo pasar por alto, ni dejar de comentar, el rifirrafe que han montado las dos viceconsejeros/as de los gobiernos de Ceuta y Melilla.

Y, salvando las diferencias, que las hay y son muchas y muy palpables y se las voy a contar, entre una y otra política, lo que mas les diferencia, es que la exconsejera Carolina Pérez, aun sabiendo que sus palabras han sido mal interpretadas, especialmente la intención de las mismas, ha tenido la decencia, la grandeza y la honradez, de poner su cargo, a disposición del presidente de Ceuta. Sigue leyendo

La hora de las mentiras

 

Había pensado hablarles de unas cosas que están pasando, pero… la actualidad, los acontecimientos, se precipitan de tal manera, que una nunca sabe si lo que les voy a decir, les interesa lo más mínimo, o si se quedan pegaditos a la pantalla, a escucharme, de puro aburrimiento. Y miren que les digo, que estoy dispuesta a repetirme, cien, mil veces, las que hagan falta, con tal de que, algún día, consiga explicarme con la suficiente claridad y ustedes se digan: Ahora si, ahora se que es lo que la pesada esta nos quiere decir. Y espero que sea pronto.

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¿Justicia?

 

Esta semana, no se bien porqué, me cuesta trabajo hacer esta editorial, hablarle a ustedes, con la claridad, con la contundencia, con la que siempre les hablo. Y es que, esto de la política, de la que siempre les termino hablando, de la política y de los políticos, que no sé que es lo que me cansa más, es como darse cabezazos contra una pared, con el ánimo de tirarla, derribarla, y al final, terminas con una brecha en la cabeza y la pared, sin un puñetero desconchon. Que miren ustedes que es difícil, encontrarse una pared, en esta ciudad, que no tenga un desconchon, enormes desconchones, manchas asquerosas de humedad, mala pintura y mal aspecto en general. Que necesidad tengo yo de ganarme enemigos, y algún que otro amigo interesado, si ya los tengo, sin necesidad de la apestosa política de esta ciudad, a patadas, amigos y enemigos. Y no es, que no agradezca mi ego, ya de por si inflado y supervalorado, que ustedes me paren, cienes y cienes, por las calles de la ciudad, en la tienda, en las colas de la farmacia, de la frontera, un semáforo, yo que sé, donde me vean y me es fácil percibir su simpatía, su apoyo, su afinidad a mis diatribas contra todos estos mamelucos unineuronales. Que se lo agradezco y mucho.

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